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viernes, 27 de abril de 2012

CÓMO TENER UNA CASA SEGURA Y A PRUEBA DE NIÑOS

Cuando el bebé empieza a moverse, a gatear y a dar sus primeros pasos, algunos padres llevan la mano a la cabeza preocupados con la seguridad de su pequeño. Mueven algunos muebles, ponen dispositivos de seguridad en los rincones y puertas... todo para que su bebé se mantenga a salvo y alejado de los riesgos de herirse, ahogarse, atragantarse, quemarse, electrocutarse, etc.

Los accidentes más graves que pueden sufrir los pequeños, según las estadísticas, ocurren en el hogar. Para un bebé meterse en lío basta con moverse. Por eso es muy importante, principalmente en la era tecnológica, defenderlos cuanto podamos. NO podemos olvidar de:

- Colocar dispositivos de seguridad en los inodoros, puertas, cajones, armarios, en las esquinas de los muebles, etc.

- Retirar todos los objetos afilados del alcance del bebé: tijeras, pinzas, máquinas de afeitar, cuchillos, etc.

- Mantener productos como medicamentos, cremas, cosméticos, de limpieza, fuera de la vista de los pequeños.

- No permitir que el pequeño, durante el baño, juegue con la ducha ni con los grifos. La temperatura del agua debe ser controlada por un adulto.

- Utilizar antideslizantes en las alfombras de la casa y en los baños, así como en bañeras.

- Guardar los electrodomésticos (secador de pelo, máquinas de afeitar...) en armarios y alejados del agua.
- Mantener al bebé alejado de la cocina, así como del cubo de basura y de las escaleras.

- Al poner el bebé en la sillita de comer, no olvidar de utilizar el cinturón de seguridad.

- Colocar cubiertas de seguridad sobre los enchufes o tomas de corriente.

- Evitar poner muebles al lado de las ventanas, para evitar que el pequeño se asome a la ventana.

- Supervisar y vigilar el bebé por toda la casa. Jamás lo dejes solo.

Prevención de la deshidratación de niños y bebés

La deshidratación en los niños y en los bebés ocurre cuando existe una falta de líquidos en el cuerpo, que son necesarios para que lleve a cabo sus funciones en un nivel óptimo. Los bebés y los niños pequeños son los que corren el mayor riesgo de padecerla.

Incluso cuando el bebé y el niño están bien de salud, deben consumir mucho líquido todos los días y más cuando el clima es cálido y caluroso o está haciendo ejercicio.
 Es importante vigilar cuidadosamente a cualquier enfermo, especialmente a un bebé y a un niño, y en caso de sospecharse un proceso de deshidratación, se debe buscar asistencia médica antes de que la persona desarrolle una deshidratación moderada o severa.
 Asimismo, se debe iniciar el reemplazo de líquidos tan pronto como comience a presentarse el vómito y la diarrea y NO esperar a que aparezcan los signos de deshidratación.

Siempre se debe animar a la persona a consumir líquidos en el transcurso de una enfermedad y no olvidar que las necesidades de líquidos son mayores cuando la persona tiene fiebre, vómitos o diarrea. Los signos más fáciles de vigilar son el gasto urinario (debe haber pañales húmedos o idas al baño frecuentes), saliva en la boca y lágrimas al llorar.